29 ago 2021

Mi Relación con las Artes Escénicas


En esta ocasión me gustaría manifestar una idea que viene paseándose por mi mente 
desde hace unos días, y es que se trata del momento en que nosotros los actores asumimos el compromiso de formar parte del mundo del teatro. Hay que tomar en cuenta que ante semejante decisión es necesario ser cautelosos, porque sencillamente nos estamos encaminando a cambiar nuestro estilo de vida, a partir de aquí se añadirá a nuestra lista de tareas una serie de responsabilidades ineludibles, y hago mención de este adjetivo porque lo considero propicio, ya que desde el primer día en que aceptamos mezclarnos entre actores, productores, directores, coreógrafos, diseñadores, y convivimos con el objetivo de interpretar personajes con una historia lo bastante alterna a la nuestra, rodeada de frustraciones sociales, familiares, económicas y/o políticas, es complicado dar marcha atrás. Por ende, es indispensable tener conocimiento pleno de lo que estamos haciendo y el por qué lo hacemos, ninguna acción puede nacer en vano en el escenario.

Ahora bien, durante la revisión de este documento, se encontrarán con una serie de momentos que forman parte de mi historia de vida y experiencia en el mundo del teatro, con el fin de acentuar y ratificar la decisión que tomé hace un par de años cuando opté por entregar mi corazón a la actuación. Todo esto comenzó en el año 2002, para ese entonces tenía 5 años de edad y la energía de un demente que pasaba horas viendo caricaturas en casa de mi abuela, además de esto, recuerdo que acostumbraba a jugar solo en el patio mientras mis primos estaban en la escuela. Era necesario drenar tanto contenido que consumía a diario, por lo que dedicaba tiempo a imitar y recrear cada escena de los programas que disfrutaba en la tv.

Estos instantes de diversión en solitario se convirtieron en mi pasatiempo, es más, mi familia lo tomó como un síntoma de locura, sobretodo porque acudía a ellos de lunes a domingo, claro, descansaba los días festivos u otra fecha en que disfrutaba de un viaje familiar. Lo mejor de todo es que las oportunidades comenzaron a llegar. Recuerdo que una mañana de Marzo del 2003 estaba en la guardería, cuando la profesora tomó una lista y apuntó los nombres de los estudiantes que deseaban participar en una obra de teatro que se  presentaría a finales de Julio en el acto de grado. Fue inevitable levantar la mano, las ganas de actuar recorrían todo mi cuerpo, así que comencé a asistir a los ensayos minutos después de finalizar la clase.

Llegado el 30 de Julio, el reloj marcaba las 10:00 am cuando en plena celebración me encontraba en un salón de clases junto a mis compañeros, estábamos alistándonos, repasando los papeles y evitando no sucumbir ante los nervios. A mi lado se encontraba mi madre, me apoyaba con el vestuario que confeccionamos de forma improvisada en casa, era sencillo, constaba de una camisa blanca un poco arrugada, con un delantal que rosaba mis rodillas, pantalones viejos, zapatos negros y un gorro muy característico hecho de papel que favorecía mi faceta de vendedor. Se trataba de la representación pantomímica de la famosa canción "Viejo mi querido viejo" del cantante italiano Piero. La institución honró a los padres y representantes con esta presentación. Unos instantes más tarde después de finalizar la función, recibí una serie de felicitaciones y fotos memorables que las tengo guardadas bajo llave cual tesoro como los viejos piratas. 

Luego de semejante agasajo, estuve ausente de participaciones actorales hasta la edad de 8 años, cuando en Noviembre del 2005 fui invitado a interpretar el papel del Ángel Gabriel en el nacimiento viviente de la comunidad donde resido. Este personaje estuvo conmigo por cuatro años seguidos, y en cada diciembre me esmeraba en caracterizarlo con esa esencia celestial y eclesiástica que el espectador espera encontrar, hasta que en el 2009 me retiré por motivos de edad y otro niño asumió dicho papel.

Durante mi época de bachillerato me negaba a ubicar espacios que brindaran clases de teatro por razones de inseguridad personal, sin embargo, el amor por las artes siempre estaba presente, sobretodo porque era fanático de los musicales de cine y televisión, ellos me servían de ancla e inspiración. A mis 14 años, en el Noviembre del 2011, conocí a una chica y en pocos minutos nos hicimos grandes amigos, ambos compartíamos el mismo amor por la música y la actuación. Dos años más tarde, el 24 de Septiembre de 2013, ambos decidimos asistir a una escuela de teatro, lastimosamente ella no pudo continuar por razones económicas, mientras que yo me mantuve fiel a cada clase hasta formar parte del elenco de una obra musical presentada en Semana Santa del 2014, le dimos vida a Jesucristo Super Star.

Luego de mi primer debut recibí comentarios tanto positivos como negativos que me alejaron de los ambientes teatrales, y me incitaron a degustar las aguas de la Comunicación Social. Mi perspectiva con esta carrera era sublime, me visualizaba como director de televisión, mientras que el teatro era sólo un pasatiempo, por nada del mundo estaba dispuesto a llevarla como carrera, pero el destino hizo una jugada que no olvidaré. Finalizando mi 5to año, en el mes de Julio del 2014, llegaron los resultados de la OPSU (Oficina de Planificación del Sector Universitario), y las tres primeras opciones de la lista giraban en torno a la televisión y medios de comunicación, inclusive me había pre inscrito en una universidad privada en caso de no verme con la suerte de contar con un cupo, pero
ocurrió todo lo contrario, si quedé seleccionado en el sistema, justamente en la cuarta opción de la lista que era Teatro, en la Universidad Nacional Experimental de las Artes en Caracas.

Fue duro asumir este reto, pero debo confesar que valió la pena. El 02 de Marzo del 2015 fue mi día 01 en la universidad, ahora en una carrera que de cuando en cuando me hacía revivir esos momentos de mi niñez en el patio trasero de mi abuela; además de brindarme un sinfín de conocimientos y habilidades que son oportunas hasta para la vida misma. Durante 5 años pude comprender que es una profesión para nada sencilla, es necesario ser valientes, audaces, deben existir esas ganas y un amor incondicional que te permita mantenerte en pie por sobre todas las cosas. 

En mi último año, en el mes de Febrero de 2020 tuve la dicha de presentar una obra que dejó una huella no sólo en mi experiencia, sino en cada uno de los espectadores que la disfrutaron, o eso es lo que nos hicieron saber al finalizar las funciones. Se trata de Historias para ser contadas del dramaturgo argentino Oswaldo Dragún, cuatro historias de la vida cotidiana en formato Clown, cargadas de temas sociales que prevalecen en nuestro contexto actual. La universidad de las artes se vistió de fiesta con este elenco colorido, y un equipo increíble de estudiantes que no descansaron hasta mostrar un trabajo de calidad profesional. 

Todo esto me hizo entender que estaba en el lugar correcto, y que cada maestro, función, compañero de escena, taller, público, festival, y hasta los casting han valido la pena, y seguirá valiéndola porque este camino no ha culminado; la lluvia de oportunidades no cesará, y sobretodo seguiré avivando esa llama que se encendió el día en que se abrió el telón cuando le dije "Sí" al Teatro, y comenzó una historia llena de relatos perfectos para contar entre amigos, porque de eso de trata ser actor, contar historias de otros como si fueran nuestras.











Esta crónica fue escrita en Agosto del 2020. Ganadora del primer lugar a Mejor Crónica en la categoría de Literatura en la 5ta edición del Festival Juvenil de Artes Escénicas Breve. Es muy significativa porque resume mi razón, mi objetivo y propósito con el teatro.

13 ago 2021

SUSPIRO NOCTURNO


Me tomó de la mano aquella noche en medio de la calle,
los postes alucinaban cada vez que percibían una señal de acercamiento entre ambos,
no sé cómo pudieron soportar tanto tiempo paralizados,
sólo viendo, 
sonriendo con nosotros, 
en su parpadear nocturno se notaba 
la ansiedad por un beso,
un abrazo,
un gesto,
refutaban internamente, 
les parecía hermoso e injusto ese momento,
pero lo que no sabían era que para ambos 
el tiempo se tomó un descanso, 
el sol y la luna también decidieron pausar su viaje, 
cada vez nuestros cuerpos se sumaban a lo que 
nuestro corazón insistía,
hasta quedar juntos,
abrazados esa noche como dos amantes,
como la madre recibe a su hijo cuando regresa a casa,
como el perro corre y abraza a su dueño cada mañana,
así de mágico,
tal fue su magnitud que las luces 
descendieron melancolizadas,
sonrojadas por la dulce pareja,
ambos simplemente sonreímos,
bastó que se acercara la primera persona 
luego de 20 minutos en el cielo,
cuando todo volvió a la normalidad,
como si nada pasó,
ni pasará,
él se marchó,
y yo me quedé observando sus manos en la lejanía,
sintiendo ese abrazo por los siguientes amaneceres.


 















Jean B. Agosto del 2021

10 ago 2021

POLVO DE ESTRELLAS



Esta historia se sitúa en una casa pequeña, donde la distancia de una pared a otra es corta, tan mínima como esas viviendas de techos rojos que aparecen en las postales, hace calor, sale humo del horno acompañado de un aroma a harina cocida con aceite, azúcar y esencia de canela. El ambiente es cálido y melancólico a la vez, la puerta del cuarto mantiene un balanceo constante por la brisa del lugar. Marisela es una mujer que ama la gastronomía, especialmente los dulces, le gusta hornear polvorosas para vender en la cuidad de Caracas.

Antes de salir realiza un casting con sus galletas, separa las que están pasadas de horno y las guarda para comer en el camino, mientras que las elegidas son colocadas en una bandeja dorada que le regalo su prima hace un año, dice que les da el brillo y protagonismo que merecen. Acostumbra a moldear todo tipo de figuras, menos de animales porque se le queman las colas. Esta mañana optó por recrear una galaxia, sus polvorosas eran una mezcla de colores y formas de estrellas, lunas y uno que otro planeta con detalles lo bastante encantadores para el interés del caraqueño.

La jornada comienza cuando el sol anuncia su llegada a la puerta, una hora bastante temprana para sacar a pasear a sus niñas. En una pequeña conversación que tuvo con su vecino Luis, se le escapó esto: “hoy recorro la capital entera”. El hombre al escuchar semejantes palabras se asombra, y no le queda alternativa que desearle suerte y mucha fuerza para sus piernas.

Justo cuando el reloj marca las 7:45am, las polvorosas observan el techo gris y unos cuantos destellos provenientes de los teléfonos de los pasajeros en el metro. Sienten los tropiezos excesivos, los comentarios groseros, mientras que Marisela por su lado no para de conversar sobre la vida y los fenómenos socio/económicos que son tendencia en la cuidad. En ese ir y venir a modo de tambaleo, dos de las galletas le sonríen a un niño, el pequeño se ve interesado pero inseguro a la vez, así que comenzaron a susurrarle cosas, frases de película con tono caricaturesco acompañadas de sonrisas, fue suficiente para que le insistiera de forma impaciente a su mamá, tomara dinero de la cartera y las comprara. Las demás notaron su estrategias y están alertas a próximos clientes.

Marisela decidió abandonar el recorrido en metro en la estación La Hoyada y comenzó a caminar. Al llegar a Bellas Artes, el reloj de uno de los artesanos marcaba las 10:45 am. Justo al final del boulevard se encuentra a una vieja amiga de la secundaria, ambas decidieron sentarse en el café más cercano para charlar. Mal lugar para unas polvorosas caseras. En dicho local se llevaba a cabo una feria de degustación de panes, los productos que estaban en el mostrador eran de alta calidad.

Minutos más tarde se desató un conflicto encabezado por las catalinas y los golfeados, ellos estaban dispuestos a deshacerse de las turistas de la mesa 08, sitio donde se encontraba Marisela con sus polvorosas. Los comensales estaban aterrados por las terribles cosas que vieron durante esas dos horas en el Café Malawi, hubo restos de migajas de pan y trozos de queso manchado con papelón. Marisela perdió a unas cuantas niñas, sólo 10 sobrevivieron en la bandeja.

Llegada la tarde, se encontraba en los alrededores de la estación La California, y justo en el semáforo, un joven de 19 años se le acerca y la amenaza, inmediatamente la mujer cae en cuenta de que está en presencia de un delincuente. Marisela le ofrece todo su dinero, pero curiosamente este chico no se le acercó por el efectivo, sino por sus polvorosas. El cuerpo del joven estaba en un estado de ansiedad, se sentía perdido, además comenta que apenas distinguió el olor de las galletas sus ojos se comenzaron a cegar, sólo podía percibir el aroma que proviene de la bandeja dorada. Marisela se preocupa, y al echar un pequeño vistazo a una de sus lunas, notó que de ella brotaba un polvillo, era similar a brillantina. Entonces con suma cautela tomó la polvorosa y se la entregó, e inmediatamente los sentidos de este joven volvieron a la normalidad. De regreso al metro no dejaba de pensar en los acontecimientos, sobretodo el último, sintió que a partir de ahora no podía bajar la guardia ante los clientes y personas de la calle.

En su caminar por la transferencia de Plaza Venezuela a la línea 3, el tiempo no paraba de correr, y el metro se demoraba por falta de energía. Su paciencia era admirable, al igual que su ímpetu por darles un hogar a sus niñas.

La siguiente parada es un lugar rodeado de autobuses, personas apresuradas que arrastraban maletas y bolsos de mano, es un terminal muy conocido en Caracas. En el momento en que se encuentra en la entrada pensando en el largo trecho que debía recorrer, a sus espaldas, a unos cuantos kilómetros, la previsora marcaba las 6:00pm, era un poco tarde para estar en La Bandera.

Recorrió toda la zona pero no tuvo éxito, sintió que perdió el tiempo, sin embargo, justo antes de rendirse y marcharse, sacó un pequeño radio de pila, al accionar el botón se comenzó a escuchar una pista suave, similar a las tonadas del maestro Simón Díaz. Los mercaderes, comerciantes y viajantes del lugar se embelesaron y disfrutaban de su sonido. Hubo un cliente que se aproximó con aire de amabilidad y le hizo un comentario a Marisela que la confundió un poco, él le dijo: “cantan hermoso”. Ella no sabía a qué se refería el gentil hombre, entonces notó que las personas que se acercaban no dejaban de ver las polvorosas y sonreír en el acto. Era extraño, pero al mismo tiempo satisfactorio.

Esperó que el sol se ocultara tras las montañas para regresar a su casa en Catia. Marisela tuvo un día bastante particular, lo bueno de todo es que logró vender las polvorosas, además de recoger historias y vivencias que son guardadas bajo llave en su mente.

Ella no tiene hijos, y dicen los vecinos que la escuchan conversando con personas en su casa. Al parecer cuenta historias de la vida cotidiana. Uno que otro la ha visto hablándole al horno, pero en realidad ella le habla a sus galletas, y estas le responden con un brillo semejante al de la luna llena, y hermosos cantos que son escuchados por los vecinos a la media noche.













Jean B. Julio del 2021

14 dic 2020

Mi Último Invierno




Cansada de la tormenta,
ausente de tu aliento,
no me acostumbro a ese andar desconocido,
quien sea el culpable de tu agonía
no tiene que ver conmigo,
ni con nadie,
sólo con aquello que te pesa al costado del hombro,
sobre tu espalda
carcomida como la corteza

Heme aquí,
sin luz,
esperando que el mañana deje de ser triste,
que el cielo me abrace de una vez por todas,
me aconseje mientras espero,
¿a quién espero?,
¿por qué?,
desde que la bestia supo mi nombre
no he olvidado el tuyo,
sus dientes me intimidan,
el filo me tienta a cometer pecado,
deseo afilar mi boca para cortar tu cuerpo,
pero la dicha no es tan grande como la pintan,
menos ahora que estás por partir.

Déjame,
ya tu peso no me corresponde,
no me da placer,
aturdo tu andar,
el emigrante de la calle 08 me dice
que es mejor soñar despierto,
que correr sin sentido,
huérfano de ti,
de la sabia que dejas en el camino,
permite que el gorrión dé su último canto,
mi último suspiro,
su último adiós,
mi último invierno.



















Jean Brito. Diciembre, 2020.

25 sept 2020

Paredes




El cautiverio me hace delirar,
estas cuatro paredes hacen que por mi mente
pasen escenas muy fuera de mi realidad,
mi pecho se contrae,
se pone nervioso,
se siente tan real,
verídico,
que cuando despierto miro a mi alrededor,
averiguando si sigo en el mismo lugar,
si lo he vivido de verdad,
respiro profundo,
me levanto de la cama,
me sereno,
vuelvo a mi acobijo,
perpleja observo la oscuridad y veo que se
asoman extrañas formas,
siluetas abstractas,
líneas, puntos brillantes,
de muchos colores,
moviéndose a paso de reloj,
estas formas aparecen para darme una premonición,
en mis sueños que son delirios,
causado por estas cuatro paredes,
en mi cautiverio.





















Karlen Chacín. 2020.

22 sept 2020

No soy igual





Me dices que soy igual a todos,
igual a aquellos que sólo padecen de los bolsillos,
que lloran por la pérdida de una décima en su cuenta,
que sangran sus oídos al decirles la verdad,
que golpean su pecho cuando quebrantan su orgullo,
que deambulan sin ánimo por los desamores continuos.
Afirmas que sólo me basta una lata de cervezas
y unas sentaderas carnosas para morder a media noche,
que golpear me da placer e insultarte
me lleva al éxtasis puro.

No, no soy igual a ellos,
soy aquel que medita tus silencios,
que razona tus mensajes,
que endulza tus oídos con poesía de Neruda
y Benedetti los domingos,
soy ese tonto que no sabe lo que hace,
que se acompleja ante tu belleza,
que le sudan las manos cuando te toca,
que le cuesta dar un paso sin tropezar.

Pues si,
soy ese idiota que conversa con la luna,
le hablo de ti,
de las estrellas que emigraron a tu mirada,
de los tantos besos que me has dado,
que me das,
y me darás cuando cese el orgullo,
cuando el cauce del odio se duerma ante el amor,
ante las caricias de un simple mortal,
que sólo te visita porque siente 
que el mañana le parece espantoso,
y su presente es similar a un campo de batalla,
la cual puede ganar si logra conquistar tus labios,
si logra huir de este infierno 
y perderse en el cielo de tu corazón,
en la gloria de tus brazos.

Y justo ahí,
a pocos pasos,
me verás como un chico diferente,
y no un imbécil como todos.


















Jean B. For G. Septiembre, 2020.  

 

18 sept 2020

Mirada a la corriente


 

Me encontraba asomado en tu ventana,

cuando decidí aferrarme al goteo excesivo de la lluvia

que caía en consonancia con los sueños,

sueños que se apagan de forma repentina y absurda,

sin explicación alguna,

pero en fin, son sólo sueños.


Yo vendé los ojos de mis angustias,

y dejé que aquella nostálgica e incomprensible

melodía me acariciara cuantas veces fuera necesario,

me arropaba con su aura divina mientras le suplicaba

con tal angustia desaparecer mi mente,

depurarla de los malos momentos,

los deseos reprimidos y esas

situaciones que no podían visitar tu corazón,

que debían permanecer ocultas,

inéditas ante la sociedad,

es por ello que las convertí en sueños,

y dejé que se alejaran cual navegante

que sucumbe a la marea.


De esa manera fue que pude volver a verte,

llenarte de besos,

abrazarte sin que el peso de la culpa

me cortara las manos y asesinara

mi corazón a causa de una traición efímera,

que seguirá mis pasos como hoja 

entre la corriente del río.












Jean Brito. For G. Agosto,2020


12 sept 2020

Estética



Descubrirte al escuchar cada sílaba,
al mirarte en los ojos del otro,
en los pasos andados por la lucha,
en el sístole y diástole de la vida.

Descubrirte en las lejanas luces del barrio,
en el grito de un camionetero,
en la ventana de un buhonero que deambula,
en la puta que se vende,
en el transexual de la esquina,
en el maricón de la clase.

Descubrirte en la canción necesaria,
en las mujeres reprimidas,
en la mano tendida del pobre pidiendo un bolívar,
en las mujeres que se excitan,
en los hombres que callan.

En la transición de las cosas que es todo y es nada,
descubrirte en las avenidas, 
en las calles y veredas,
en las escaleras empinadas 
llenas de lenguaje popular:
coño, marico, mamaguebo.

Descubrirte en las madrugadas constantes,
en los atardeceres citadinos y playeros,
en las noches oscuras y luminosas,
en los calores de los valles 
y en el frío de los hospitales.

Descubrirte en el salón de clases,
en los cafés imprevistos,
en las palabras amigas,
en las hojas que reciclan.

Descubrirte en el caer del agua,
en la luz de los carros,
en la carcajada del otro,
en el parrillero de la moto 
y en el motorizado.

Descubrirte en vientres de trece años hechos madres,
en madres de treinta años convertidas en abuelas,
en madres solteras, 
en hijos e hijas sin madres ni padres,
en padres sin responsabilidades.

Descubrirte en techos de colores,
en casas tricolores,
en verbos sin acciones,
en rojos y azules, en blancos y negros,
timotocuicas, caribes y waraos.

Descubrirte en el humo,
en el tabaco, las velas,
en el espiritismo,
en Yaracuy.

Descubrirte en el ritmo,
en el ardor de los homosapiens, 
en las largas colas y en la afluencia masiva.

Descubrirte en el metro,
en el tacto del otro,
en el olor y sudor de su cuerpo 
que anuncia trabajo, calle y hambre.

Descubrirte en el paso del tiempo,
en la narrativa oral de la vida,
en la abuela y el abuelo,
en la niña, el niño y los jóvenes.

Descubrirte en el gusto,
el sabor el aroma,
en el margen y en el centro.

Descubrirte en el contexto y la forma,
que se torna bello o feo,
pero estás allí;
descubrirte, reconocerte y poseerte,
es mi deseo.






















Luis Ortiz Silva. 2020.

 

7 sept 2020

Cuestión de Suerte



La cosa es que él sabe 
que su jodida rareza es perfecta.

Él sabe que no necesita más que una hilera
de dientes para detener el tiempo y que en sus
lunares se puede aprender a vivir.

Está claramente seguro de que no hay
nada que no pueda hacer si quiere hacerlo,
porque ha nacido para ser
el rey del mundo que imagina.

Él me mata y me revive constantemente,
es una estrella fugaz que vuela 
solo una vez cada vida.

Que suerte que esté de paso por la mía.
Que tragedia que solo sea de paso.





















Patricia Castillo. 2020. 

 

31 ago 2020

Letra guardada, memorias alzadas


 

Después de un tiempo de olvidarte,

olvido falso y actuado.

En mis noches de cobardía,

vuelvo a leer tu poesía

Esa que desde un inicio,

cautivó mi hombría.

Hombría que quedó como residuo:

un residuo de un corazón

lleno de melancolía.


Tu sonrisa, regalo del edén.

Y sólo por eso, nunca ya la veré.

Y aunque contenga el temblor 

de mi voz al susurrar tu nombre,

en mis noches de cobardía,

pregunto si algún día te tendré.


Sí, en mis noches de cobardía,

sólo en esas,

me siento en el sillón,

fingiendo bien que te olvidé,

mientras mi corazón entra en desespero,

desespero por la memoria de un muerto.

Porque en mis manos,

con tu foto arrugada siempre,

me desvelo.


Pero sólo en esas noches,

en las que el recuerdo de tu sonrisa ladrona

se lleva de nuevo mi suspirar.

De resto, sólo eres un poema arrugado,

con la foto de la aurora.

Un poema, que no tiene ya nada que robar.

Y una foto, del rostro

que nunca me permitiré olvidar.












Axel Gutiérrez. For Kei. Junio, 2020.

26 ago 2020

Todavía te espero



Tontamente te espero.
Te espero aún en los jardines de mi amor,
entre todas las flores que planté 
por ti, para ti.
Cuido con empeño los rosales y las margaritas
que rodean los recuerdos de tus besos nocturnos,
que tanta gloria me dieron.
Que tanta gloria me dan,
cuando te compadeces y 
tus labios visitan mis labios.

Riego cada día los girasoles que miran tu sol,
que se calientan bajo tu sonrisa,
y cubro con tierra,
creando capas cada vez más gruesas,
las heridas de tus ausencias,
los maltratos de tu indiferencia,
el vacío de no tenerte entre mis brazos.

No sé cómo,
pero igual siempre nacen más heridas,
más maltratos,
más vacío entre los dos.
Y yo aquí te espero.
Reposando en la grama,
soñando que llegas pronto y me haces florecer.

Caigo en un dormir profundo
en el que imagino que yo te lleno,
que yo, con mis primaveras e inviernos,
puedo hacer que quieras,
por voluntad propia,
quedarte a mi lado.

Cuando me despierto,
y no estás,
yo comprendo que sigues de flor en flor,
buscando otros capullos,
besando otros pétalos,
dejando llover tu rocío en el mundo.

Yo te entiendo,
y jamás podría,
no quisiera nunca,
detener tu vuelo,
porque tú fuiste hecho para volar.
Pero igual te espero,
tontamente, quizás,
te espero.

Y lo que más me asusta es 
que podría esperarte toda la vida.
No me lo reproches, por favor,
que es muy honesta esta semilla
de cariño que tengo para ti,
que este corazón mío ya habló
con la mente mía,
y se ha decidido que los girasoles de mi alma 
no pueden ocultar lo que sienten por ti.

Y sería un engaño hacia mí misma
el decir en voz alta que no te espero,
cuando en realidad no deseo 
otra cosa que esperarte.

No tengo más remedio,
a tu tiempo,
a tu amanecer,
yo estaré ahí.
Y aunque no llegues nunca,
una parte de mí siempre estará
esperando detrás de la puerta del jardín,
para abrir cuando toques.





















Patricia Castillo. 2020.
 

Un vistazo al imaginario

Mi Relación con las Artes Escénicas

En esta ocasión me gustaría manifestar una idea que viene paseándose por mi mente  desde hace unos días, y es que se trata del momento en qu...